
Durante muchos años, en toda la Unión Soviética se extendió el rumor de que el máximo dirigente comunista, Iosif Stalin, había mandado construir una red de túneles subterráneos que conectasen todos los centros de poder de la capital moscovita, en previsión de un hipotético ataque nuclear, y que serviría para evacuar a los principales líderes soviéticos.
Esta red de túneles secretos fue conocida oficialmente como D-6, y popularmente como Metro-2, ya que según se rumoreaba su extensión podría exceder a la red de metro ordinaria de la ciudad. En principio, esta línea alternativa y secreta de túneles conectaría el Kremlin con los cuarteles de la KGB, el aeropuerto y la mismísima residencia de Stalin. Incluso hay quién habla de la posibilidad de que los túneles incluyan una base militar subterránea con capacidad para albergar a varios miles de personas, aunque ésta última afirmación parece más propia de una leyenda urbana.
La veracidad de la historia cobró fuerza cuando la inteligencia norteamericana obtuvo unos planos del suburbano de la ciudad, en el que aparecían túneles que no formaban parte de la red de metro oficial. Tras la caída del muro de Berlin y el fin de la Guerra fría, ni el gobierno ruso ni ninguna agencia oficial han confirmado ni desmentido por el momento la veracidad de la historia, lo que ha hecho aumentar aún más las especulaciones. Un periodista de la BBC entrevistó en el 2005 a un alto funcionario de la FSB - sucesora del antiguo y temido KGB -, y se negó a facilitarle ningún tipo de dato, sobre esta leyenda urbana. Una actitud tremendamente sospechosa si realmente no hay nada que ocultar.
En el año 2006, unos obreros que trabajaban en el Hotel Rossiya, muy cercano al Kremlim, al levantar unos cimientos encontraron un búnker con alimentos, fuentes de alimentación y una extraña red de túneles que no se aventuraron a investigar.
Planos obtenidos por la inteligencia norteamericana y difundidos tras el fin de la guerra fría. Haz click en la imagen para ampliarla
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